lunes, agosto 13, 2007

Un cuento a media noche


Rogamos que la realidad no fuese tan tenebrosa como lo que estaba sucediendo.

Los agentes mas La fiscal no podían creer lo que veían, todo en la escena era sacado de un cuadro impresionista, con una macabra combinación de un humor negro.

Nuevamente la policía había sido advertida por un vecino, que escucho los gritos, pero nuevamente estos habían llegado tarde.

La sangre,aun tibia, marcaba el rito que el ejecutor había llevado a cabo,y esta vez había sido como ese detective privado y esa periodista se lo habían advertido.

Las marcas en la puerta sugerían que esta había sido forzada.

-Dios el hedor¡¡¡- dijo uno de los policías mientras salía rápidamente al balcón a dejar lo que seguramente fue su cena.

Decididamente la fiscal camino hacia el dormitorio, rogaba no encontrarse con ello, aquello de lo que le advirtieron esos dos extraños sujetos que la abordaron en el cuartel.

Dios... que no sea.. que no sea....- rogaba para si.. aunque algo en su interior ya sabia la respuesta.

Abrió la puerta aun manchada con sangre...

Y lo vio.

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Lo único que se escuchaba repetir en la sala del manicomio era...

“La ciudad se extendía hacia el infinito”

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